“En el arte de la IA, todo puede ser posible, pero en un mundo
imposible”, comentaba Kaveh Najafian. Razón no le falta. Lo que
encontramos en Louhi es una serie de asientos que responden a una mirada afincada en la ciencia ficción. Cuernos de alces que sirven de tronos, madera con siluetas escherianas,
estructuras esponjosas como una pared de anémonas, tapicerías
impresionistas y hasta una silla de aire victoriano que nada tiene que
envidiar a los hinchables de los sesenta. Estas piezas
—diseñadas con el programa Midjourney, que convierte texto en imagen—
son el resultado de una experimentación que va más allá de la función
para dejarle toda la carga conceptual a la forma.